Karnak, tierra de Faraones a orillas del río Nilo, se sitúa en una llanura muy fértil.
Desde la antigüedad, las avenidas del río han aportado un montón de nutrientes y sedimentos a esta franja de tierra entre el río y el desierto.
El clima, cálido, es un elemento de suma importancia en la calidad de las plantas de algodón que crecen ahí.
Esto ha propiciado el cultivo de un algodón de fibras largas, rectas y de gran calidad.
Estas fibras son mucho más suaves, resistentes y muy absorbentes.
Estas características hacen que las prendas fabricadas con este tipo de algodón, nos ofrezcan unos colores más sólidos, más duraderos y que no hagan pelusas.
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